Lina Vila _Texto que acompaña el catálogo de la exposición [⬇] en el Centro Cultural Manuel Benito Moliner (Matadero), febrero 2020, Huesca

“El collage es la explotación sistemática de la coincidencia casual o artificialmente provocada, de dos o más realidades de diferente naturaleza sobre un plano en apariencia inapropiado (…) y el chispazo de poesía que salta al producirse el acercamiento de esas realidades.” Max Ernst.
Marian Bandrés es continuadora de una manifestación artística con una repercusión en la historia del arte que tal vez no hubieran imaginado Picasso, Braque, Duchamp o la misma Hanna Höch: el collage.
La puedo imaginar en su infancia, como muchos niños, recortando imágenes y pegándolas en un nuevo soporte para realizar con ellas otro dibujo. Marian es ahora una artista comprometida con muchas cuestiones. Comprometida con la igualdad, con el medio ambiente y con la vida. Ella lleva años siendo honesta y consecuente con estas preocupaciones y motivaciones, volcando en su trabajo los compromisos que ha ido adquiriendo con los años de creación.
En Conflicto Collage se presenta una obra muy singular articulada a partir de una realidad fragmentaria que la autora reinterpreta. Retazos que configuran un todo como en la propia vida, conformada por etapas y experiencias que nos van construyendo y completando. Unión de imágenes que, junto con la intervención manual, pictórica o dibujística constituyen una obra diferente. Marian crea una nueva imagen concepto que nos habla de distinta manera y en la que la autora, de forma valiente, se hace preguntas sobre la realidad que se nos muestra. Preguntas que nos hablan del mundo y de los compromisos personales de la artista con los que sin duda empatizarán todos aquellos que se acerquen a ver esta exposición.
Las obras trascienden el mensaje de crítica social, ironía o combate político y se hacen universales. Van más allá de ese análisis del ser humano como gran depredador. En algunos de los collages de Marian Bandrés veo a este ser humano enfrentado a una naturaleza contaminada o a una humanidad pervertida, lo veo frente a una inmensidad que ya no es la inmensidad sublime del Romanticismo, sino una naturaleza que el mismo hombre ha destruido.
Marian Bandrés trabaja sin prisa, reflexionando con espíritu crítico sobre la sociedad y el momento en el que vive, sobre cómo se nos presenta la realidad y cómo la asimilamos los individuos. Trabaja cuidando la composición y buscando también la armonía con los colores: azules, grises y neutros tranquilos, sin estridencias, como colores del alma que nos transmiten el mensaje de un cambio pausado pero obligado.
Lina Vila _ Dibujante y pintora